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El fútbol modesto, la otra cara del deporte rey

Por: generaciondospuntocero.com

Cuando oímos la palabra «fútbol», nuestro primer pensamiento se relaciona con los clubes poderosos y de reconocido prestigio cuyo poder económico es brutal. Véase los casos de Real Madrid, F.C. Barcelona, Manchester City o Bayern de Munich, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, más allá de éstos hay otro fútbol, igual de importante pero menos reconocido: el fútbol modesto. Éste es el fútbol carente de ayudas institucionales y de patrocinios, donde el dinero brilla por su ausencia y, sobre todo, donde los problemas son el plato fuerte de cada día.

El fútbol profesional goza de un seguimiento mediático espectacular a través, principalmente, de los medios de comunicación, lo que les permite a los clubes firmar importantes contratos con las propias televisiones y con los patrocinadores. Este amparo económico unido al plus de dinero que ingresan por abonados, taquillas de los partidos y las propias competiciones que disputan permiten a estos clubes poder mantenerse sin dificultades, salvo catastrófica gestión.

Sin embargo, el fútbol de barrio representa la otra cara de la moneda y es a quién nos queremos acercar. Desarrollar el trabajo en condiciones precarias sin recibir ningún tipo de ayuda económica ni social, sin impulso por parte de los medios de comunicación, teniendo más pérdidas que ingresos y luchando por mantener en pie la historia de un club que económicamente no es rentable son el día a día de los clubes de barrio.

Este otro fútbol es, sin duda, el paso previo al fútbol profesional y nadie hace nada por salvarlo y potenciarlo. Todos desean ver en los campos de fútbol y en la televisión a los Iniesta, Koke, Morata y compañía, entre muchos otros, pero nadie es consciente de que, generalmente, estos jugadores se forman en los barrios, en los clubes humildes de los que nadie, en muchas ocasiones ni los propios jugadores, se acuerdan.

Más allá de los futbolistas que generan estos representantes del «otro fútbol», hay que tener en cuenta la formación social y educativa que fomentan diariamente. Miles y miles de niños son quienes, con sus cuotas, sostienen los cimientos de estos clubes, recibiendo, en condiciones muy mejorables, aquello que realmente reclaman: aprender y disfrutar del fútbol.

Sin ir más lejos, en la Federación de Fútbol de Madrid hay actualmente la friolera cifra de 94.202 licencias, entre entrenadores y jugadores. Atendiendo a estos datos, hay que plantearse que, si en estas duras condiciones hay tal número de personas interesadas en formar parte de este deporte, ¿qué se lograría con una mínima atención?

La responsabilidad de mantener en pie estos clubes corre a cargo de los socios y directivos particulares, quienes realizan un gran esfuerzo para poder mantener y sacar adelante al equipo de su barrio, con el cual, generalmente, se sienten muy vinculados.

La labor que realizan es muy compleja si tenemos en cuenta la cantidad de factores en contra que hemos mencionado respecto a las escasas ayudas institucionales que reciben y, por otra parte, por las pocas empresas que se atreven a invertir en publicidad con este tipo de equipos.

Todo esto viene motivado por el poco beneficio, o en la mayoría de las ocasiones nulo, que obtienen los patrocinadores que invierten en equipos de fútbol modesto. Por tanto, las claves para la subsistencia de éstos pasa por mantener una economía saneada, por el potencial económico que tengan sus dirigentes y, principalmente, por tener una gestión impecable, siendo éste el factor más difícil de que se dé, como veremos a continuación.

Este es el caso de clubes históricos como el Puerta Bonita, cuyo caso ha sido sonado a finales de este verano por la desaparición de su primer equipo por una deuda superior a 20.000€ que tenían con el ex futbolista Roberto Peragón. Esto, unido a las obras que están haciendo en su estadio, Antiguo Canódromo, ha provocado que el club se encuentre en una situación límite.

La mala gestión ha conllevado que el club no tenga representación de su primer equipo en la categoría de Preferente y la falta de ayudas por parte de las instituciones públicas ha provocado que el club, durante el transcurso de las obras, esté asumiendo gastos en el alquiler de campos que podrían ser destinados al salario de los entrenadores o a otro tipo de cosas que proporcionen una mejora de las condiciones de trabajo de éstos y de los jugadores.

Sin embargo, el C.D. Puerta Bonita no es el único club que está pasando por dificultades por la dejadez de las instituciones. Otros clubes como el C.D. Colonia Moscardó han tenido que abandonar, hasta principios de enero, sus instalaciones por orden del ayuntamiento a pocos días de comenzar la temporada y sin previo aviso, según informan fuentes del propio club, teniendo que realizar gestiones rápidas y eficaces que corren a su cuenta para no dejar sin equipo a más de 300 niños.

Esta situación ha obligado al club a desembolsar una cantidad de dinero cercana a los 30.000 euros y, a su vez, la pérdida del dinero de las taquillas y de algunos patrocinadores que, al no jugar en el estadio Román Valero, saben que sus publicidades van a dejar de ser vistas por los centenares de personas que pasan por allí a lo largo del fin de semana. A su vez, esto conlleva que las condiciones de trabajo de este humilde club madrileño sean más complicadas aún, ya que se han tenido que desplazar a campos ajenos para poder llevar a cabo sus entrenamientos.

Esta ventaja que sí poseen equipos como C.D. Puerta Bonita o C.D. Colonia Moscardó de poder poner taquilla para ganar algo de dinero y poder tener patrocinadores que se anuncien en sus campos no es algo del todo común, ya que, por lo general, los clubes juegan en campos municipales, cuya gestión es del ayuntamiento y, por lo tanto, estos polideportivos no pueden tener ningún tipo de publicidad.

Además, al ser municipal es obligatorio el libre acceso a cualquier persona, por lo que estos clubes no pueden contar con el beneficio de las taquillas. Si, a su vez, le sumamos que tienen que pagar altas cantidades de dinero para alquilar franjas horarias anuales podemos hacernos una idea de la dificultad que tienen estos clubes para subsistir, no sólo en el presente sino en el futuro.

La cara positiva de este deporte la marcan clubes cuya impecable gestión les permiten sobrevivir tranquilamente sin necesidad de ayudas económicas de ninguna institución. Este es el caso de la Escuela Deportiva Moratalaz, cuyo proyecto deportivo ha ido creciendo a pasos agigantados de la mano del director deportivo, Jorge Vallejo, hasta conseguir colocar a la entidad entre los equipos «espejo» del fútbol humilde de Madrid.

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